Publicado originalmente el 8 de octubre de 2019 en La Segunda
Internet es el fenómeno mundial que conocemos porque desde un comienzo fue concebida como una red abierta, descentralizada y neutral. Esto significa que las empresas de telecomunicaciones no pueden discriminar entre los paquetes que pasan por su red, impidiendo que se transformen en custodios capaces de bloquear o priorizar arbitrariamente cierto contenido por sobre otro.
A pesar de ello, en nuestro país abundan planes que ofrecen redes sociales gratis (zero-rating). En estas ofertas, las empresas necesariamente priorizan -al menos comercialmente- el tráfico de ciertas aplicaciones en desmedro de otras.
Esto tiene un efecto perjudicial en la innovación y la competencia. Bajo este esquema, los nuevos competidores tienen que superar una gravosa barrera de entrada: que una parte de la población pueda usar las aplicaciones dominantes sin que les signifique gastar megas de navegación.
Pero esta situación también tiene consecuencias sociales, ya que la población de menores recursos se ve obligada a hacer un uso estratégico de sus planes de navegación. Quedan, de este modo, atrapados en una versión cerrada, corporativa y limitada de internet.
Los defensores del zero-rating argumentan que un poco de internet es mejor que nada de internet, pero lo cierto es que la población vulnerable necesita conectividad para emprender, buscar trabajo, educarse y postular a beneficios estatales; no sólo para usar redes sociales y aplicaciones de mensajería.
Incluso nuestro proceso electoral se puede ver afectado por la existencia de este tipo de esquemas. En las últimas elecciones de Brasil, una parte importante de la población que -por razones económicas- se informó exclusivamente a través de sus planes de redes sociales gratis se vio expuesta a una agresiva campaña de desinformación, sin tener siquiera la posibilidad teórica de corroborar esa información a través de otras fuentes.
En esta materia, vale la pena revisar la evidencia comparada. La prohibición de este tipo de ofertas en algunos países ha venido aparejada con un aumento de la competencia, mejores precios y topes de navegación más altos para los usuarios. De esta forma, se ha potenciado el acceso de la población al conjunto y no sólo a una parte específica de internet.
Buen punto. ¿Quiénes son los dueños de las apps con tráfico libre, y a cuáles intereses sirven?