Publicada originalmente el 5 de julio de 2019 en La Segunda
La sociedad en su conjunto ha avanzado cada vez más decididamente hacia un consenso sobre la importancia de proteger los datos personales. Sin embargo, no todas nuestras instituciones han acusado recibo de esta tendencia.
El año pasado, la Subsecretaría de Telecomunicaciones ofició a todas las empresas del rubro para que estas entregaran -respecto de todos sus clientes- información sobre números de teléfono, tipo de plan, datos sobre tráfico de voz y datos, así como su comuna y región. De todas las empresas, sólo Entel se negó a entregar toda la información solicitada y hoy el caso se encuentra en tribunales.
Más allá de que la Subtel excedió sus atribuciones, resulta preocupante que un organismo público exija este volumen de información. Por un lado, porque se trata de información que permite perfilar a los usuarios y que mediante un mínimo esfuerzo puede ser asociada a un persona determinada; pero también porque esta información se solicitó con la expresa finalidad de entregarlos a la empresa CADEM para que esta realice una encuesta de satisfacción.
La pregunta cae de cajón ¿estamos cómodos con que un organismo público exija información detallada de todos los habitantes del país, la ceda y luego una empresa particular la utilice para hacer encuestas?
No cabe duda que para diseñar políticas públicas eficientes es necesario echar mano al tratamiento de grandes volúmenes de bases de datos. Pero esto no implica caer en una falsa dicotomía entre innovar y proteger a las personas.
En realidad, este tipo de análisis se pueden conducir a través de información anonimizada o estadística, es decir, no vinculada a personas determinadas. Al mismo tiempo, la recolección de información debe ser proporcional: si el objetivo es realizar una encuesta, no es necesario acceder a la información de toda la población, sino que sólo una muestra de ella.
Recientemente nuestro país elevó la protección a de los datos personales a nivel constitucional, pero para que ello se concrete también es necesario cambio cultural y social en todos los niveles. De lo contrario, vamos a terminar borrando con el codo lo que hemos escrito con la mano.