Publicada originalmente el 17 de junio de 2019 en La Segunda
La telefonía móvil de quinta generación (5G) es la nueva promesa en telecomunicaciones. Su baja latencia y altísima velocidad de conexión prometen abrir las puertas de la inteligencia artificial, los coches autónomos, la realidad virtual y las ciudades inteligentes.
Sin embargo, hay algo que llama la atención respecto a la narrativa que se ha instalado: la idea de que llegar al 5G es una carrera. Una especie de competencia, en dónde los primeros en llegar cosechan todos los frutos, mientras que el resto se queda debajo de la mesa.
Es un razonamiento extraño, considerando que se trata de establecer los estándares y protocolos comunes sobre cómo van a operar nuestra telecomunicaciones en las próximas décadas. La idea de una carrera nos invita a pensar que vale la pena transar ciertas consideraciones a cambio de llegar primero, pero lo cierto es que nadie ha podido demostrar cuales son las desventajas de llegar segundo o tercero, mientras que algunos aspectos de la tecnología sí merecen ser abordados con detención.
Al utilizar frecuencias milimétricas, el 5G es increíblemente caro de implementar. Incluso en condiciones ideales, requiere que las antenas se instalen a muy poca distancia la una de la otra. Esto no sólo hace que sea muy difícil instalar esta infraestructura en zonas rurales, sino que también implica que probablemente más recursos económicos y humanos estarán enfocados en implementar 5G, en desmedro de extender la cobertura a zonas que todavía no cuentan con conectividad. En otras palabras, mejor conexión para los ya conectados.
También existen importantes consideraciones de ciberseguridad, ya que la utilización de ambientes compartidos y la multiplicación de dispositivos conectados a la red genera condiciones más favorables para el acceso no autorizado de datos personales.
En materia de privacidad, la mayor concentración de antenas hará posible verificar de forma más precisa la geolocalización de los usuarios de telefonía móvil, información sensible que puede ser fácilmente tentar a gobiernos y empresas.
Es muy probable que la tecnología 5G sea realmente revolucionaria. Por lo mismo, antes que hacer las cosas “a la carrera”, más vale la pena hacerlas con el cuidado que requieren.