Publicada originalmente el 13 de agosto de 2019 en La Segunda
La semana pasada un grupo de investigadores reportó haber detectado una importante filtración de datos. Un archivo con información de 14 millones de chilenos apareció en un repositorio en línea; incluyendo el nombre, RUT, domicilio, género y edad de los afectados.
Al investigar la fuente de la filtración, llegaron a la conclusión de que el SERVEL estaba almacenando esta información sin las debidas medidas de seguridad. Lo que no sabían, es que la información se publicó intencionalmente, porque la misma ley obliga al SERVEL a subir el padrón electoral a internet.
Para los estadounidenses parecía claro que debía tratarse de un error, la sola idea de poder conseguir el número de seguridad social (equivalente a nuestro RUT) de millones de personas sería un escándalo de proporciones en su país. Sin embargo, en Chile lo tenemos completamente naturalizado.
Como sociedad no le hemos tomado el peso al hecho que -para todos los efectos prácticos- el RUT, nombre y dirección de todos los chilenos es un dato público. Hoy cualquier base de datos que se quiera construir para perfilar usuarios, cruzar información o generar listas negras tiene como base los datos facilitados por el SERVEL.
La justificación para publicar el padrón es que exista una adecuada fiscalización por parte de la ciudadanía. Sin embargo, esto no implica que los datos personales de todos los habitantes del país tengan que publicarse en línea.
Otros mecanismos de fiscalización del padrón pueden alcanzar el mismo objetivo sin vulnerar los derechos de la ciudadanía. Por ejemplo, se puede entregar acceso a partidos políticos, investigadores o ciudadanos interesados, pero exclusivamente en una red cerrada en las dependencias del SERVEL o se pueden entregar en formatos que no permitan su procesamiento masivo.
No enmendar el rumbo en esta materia puede tener gravísimas consecuencias en términos de ciberseguridad y protección de datos personales. El mundo está entrando en la era del Big Data, la inteligencia artificial y tratamiento algorítmico de bases de datos. Este futuro nos encontrará mal preparados si lo recibimos con la mentalidad de que un país entero tiene que vivir en una casa de cristal.